domingo, 25 de octubre de 2009

Discuros de Posesión del Directorio Municipal Conservador de Granada


Quiero invitar a mis copartidarios, a todos los que somos conservadores por convicción y no por conveniencia a la unidad, a la preservación de nuestros ideales, a cultivar una política moralizada y fundamentada en lo majestuoso que debe ser el bienestar de nuestros vecinos.
No se debe tener un partido fragmentado, sería darle la razón al pensamiento morboso de: “divide y vencerás”, esa división ha generado grandes errores por parte de nosotros, errores que no debemos cometer, errores que han depravado el ideal conservador. Nos debemos vincular a un proceso donde nuestra bandera ideológica esté más allá de las cosas efímeras y detestables como el poder material, que es lo que genera violencia, darnos a conocer como un verdadero partido político, una colectividad que sea representación de nuestro pueblo, que se ha caracterizado por ser conservadores.

Pero ahí es donde está nuestra falla, un gran pensador político me dijo alguna vez: “Granada es un pueblo conservador, pero que tiene cierto desdén al conservatismo”, nuestra obligación es ser conservadores, respetar las reglas y tener fundamentos ideológicos claros y productivos, por eso el partido debe fortalecer su escuela política, donde el argumento y el análisis sea el mástil del desarrollo, que logremos entender que nuestra bandera es el respeto por la dignidad del hombre desde la familia, preservando la fe como fuente suprema de una civilización y conservar la autoridad del Estado como potestad de nuestra vida terrenal.

He aprendido a ser conservador porque me parece la única ideología que comparte la solidaridad, un espacio donde todos cabemos, donde todos somos parte de una sociedad sin rencores ni egoísmos.

Nuestro ideal como directorio municipal está en el apoyo político a nuestras instituciones, a los que hacen parte de una tradición fundamentada en la caridad cristiana y en la solidaridad con los más necesitados. Aquí, en este recinto, faltan personajes que han luchado por nuestro municipio largos años, héroes granadinos que han dejado en alto el nombre de granada, no por su grandilocuencia, sino por su lucha a la causa granadina, no quiero ser repetitivo con esto, pero si debo alagar su labor, que sirve como ejemplo para nosotros, los que queremos limpiar a la política de ese falaz apelativo que tiene.

Y por eso estoy aquí, por eso yo soy orgullosamente EL PRESIDENTE DEL DIRECTORIO MUNICIPAL CONSERVADOR DE GRANADA, porque mi obligación como ciudadano es velar por el bien de las mayorías, en este difícil arte político no todos se complacen con las labores de sus dirigentes; soy el presidente porque creo saber lo que es la política, y quiero demostrar que es la ciencia más sublime que hay, es la manera como nosotros sabemos convivir y des-convivir con el resto de nuestro hermanos; y aquí entro a un tema que he querido conversar con Granada, con mi Granada, quiero formar ciudadanos, quiero generar una cultura política, donde cada quién sea consiente de sus decisiones sociales, y sobre todo, que sean consientes de sus decisiones políticas.

Nuestro compromiso es histórico, y la historia nos va a reclamar lo que dejamos de hacer, pero también quedará en ella un eco constructor para generaciones venideras, “retumbaran como campanas de bronce” y la huella de este directorio servirá como precedente para muchos otros que vienen proponiendo y no destruyendo, porque el partido conservador está fundado en principios morales propositivos y no en unos discursos dogmaticos materialistas que distorsionan el futuro y estancan el presente.

Nosotros como conservadores debemos ser tolerantes, no generar rencillas, cultivar la confianza para que las cosas se hagan en comunidad para la comunidad, y que el precepto estadista de democracia, sea una realidad exequible a todos los ciudadanos, siendo el precepto partidista los pies con los que camina el Estado moderno.

El interés de la colectividad es el interés de Granada, y nuestro deber como partido es conservar la tradición política, no una tradición enferma, mediocre, limitada, sino una tradición apegada a los valores Cristianos y que se sustente en la misma historia que nos enseña sin excluir a nadie, por eso pretendemos continuar con el poder político que afortunadamente tenemos, y optimizar este supremo poder soberano para que la política sea lo que debe ser: “La administración del poder, para la búsqueda del bien común”

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