viernes, 24 de enero de 2020

El gobierno digital.

He visto con curiosidad la dinámica de las redes sociales de los gobernantes, es fascinante como se hace gobernabilidad desde los medios tecnológicos, se hace siempre la propagación de los hechos propios de gobierno, y permite a la ciudadanía tener información de primera mano frente a lo quehaceres de la administración pública.

Cada gestión, cada resultado, cada reunión, cada acogida, es un hecho de gobierno, es una acción democrática, demuestra transparencia y un gran sentido de responsabilidad; sin embargo, creo que a veces puede ser contraproducente, me refiero que en el mundo de las tecnologías, las memorias sí duran, quedan consignadas cada una de las gestiones (que no siempre se hacen realidad) y sirve como elemento de evaluación de toda la razón de la administración de lo público.

Las idas a diferentes sectores del gobierno central, las reuniones con diferentes lideres, la elocuentes y trilladas frases de calendario político, también hacen parte de esta estrategia de ciber-gobierno. Las fotos en las redes sociales, cualquier pose extraordinaria me hace recordar que gran parte del gobierno es toda una puesta en escena, la parafernalia del poder, lo diría un sociólogo francés.

Hay que seguir con esta misma estrategia de propaganda, ese hilo permanente que nos da un informe de gestión y ejecución permanente, pero también hay que darle la capacidad técnica al gobierno, que debe estar liderada por el gobernante el kubernao, y dándole también la idea fuerte de un Estado Técnico con capacidad de transformar y desarrollar.

jueves, 23 de enero de 2020

Opinión sobre la opinión.

Cada vez que leo un articulo de opinión, me da pánico escribir, la arrogancia, la prepotencia, la ausencia de objetividad analítica y un montó de emociones que deja el escritor en sus epístolas, me llevan a pensar: ¿están opinando o se esa juzgando?.  Es claro que siempre que quiere dar soluciones a las cosas que se analizan, es lo más recurrente, pero nunca se hace desde una esfera de la razón, sino desde un enfoque de la emoción.

Opinar es necesario, es más, es, en este momento, un fuerte fortín para los dirigentes, sin embargo, a veces caemos en el circulo vicioso de imponer nuestros conceptos; esto está bien, siempre y cuando se tanga es sustento técnico y discursivo para tal fin.  Me he encontrado juicios de valor fuertes en algunas personas que opinan en mi pueblo, pero que distan de la realidad y de la dinámica social, y particularmente, no tiene el más mínimo juicio político, creyendo de la política un simple hecho ideológico.

En este sentido, creo que opinar sobre la opinión es necesario, es la construcción permanente de ideas, desde la diversidad se crea la ciencia; los monólogos ideológicos que disponen nuestros querido amigos paladines de verdades tibias, no son más que variaciones al rededor de la nada, que decir verdad lo que genera es división, odio y rencor.  El poder de la palabra es tan grande, que todo inició con una palabra.

¿Qué hago yo opinando? justamente tratando de adoctrinar en métodos de exposición de ideas, que no implique la imposición de sus argumentos, ni el absolutismo en sus palabras, es simplemente generar debate frente a hechos puntuales y no tan puntuales, generar conocimiento desde la diferencia.

¿Será que la persona la que leí, me habrá leído...?


miércoles, 22 de enero de 2020

Vuelvo a la opinión.

Después de un tiempo de aprender en cuerpo propio los laberintos del Estado, vuelvo a la opinión,
ahora con cierta objetividad, obviamente con la idea libertaria que me caracteriza, pero con la
necesidad también de concentrar las opiniones en una suma de pensamientos.


Justo en estos momentos donde hay opiniones tan triviales y tan someros, que los escritores se
creen en su dogma de pensamiento, que pre asumen que lo escrito se acerca a la verdad política.
Donde la opinión ha avanzado tanto que ha sido un baluarte importante para las elecciones y que
de una manera, ha permitido generar unos "nuevos lideres regionales", que no son más que efímeras
fichas del tablero de ajedrez que tiene el Oriente Antiqueño; mi opinión no me hace sentir un
erudito politólogo, pero sí me ayuda a conoce todos los fenómenos del poder y sus resultados.  


Me exalta gratamente la dinámica de la región, y lo expongo desde mi filosofía política, desde mis
principios conservadores, con la convicción cristiana que me da juicios de valor, académicos y
empíricos frente a los sucesos que transforman la historia de todo el territorio.

Ahora hay más de qué hablar: integración territorial, nuevas formas de poder, turismo, educación,
desarrollo, desde mi limitado conocimiento en este tema, pero con más profundidad de muchos
“regionologos” de la región. Y todas las cosas que son casuísticos políticos en todo el Oriente
Antioqueño, y obviamente desde mi Granada.

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