domingo, 29 de noviembre de 2009

Ideología conservadora, una administración de los deseos del hombre

Es necesario acotar a la doctrina política la importancia de la ideología conservadora como un camino para administrar el beneficio del individuo en una colectividad, esto nos lleva a retomar los principios históricos del conservatismo, retomar la teoría individualista Inglesa o la concepción Cristiana-Católica en el pensamiento latino.

Si bien los dos tienden a diferenciarse en su base, puesto que una aboga por el individuo en un colectivo, y la segunda aboga por una asamblea (Iglesia) que busca el beneficio de sus integrantes, pueden llegar a un común acuerdo, que es la preservación de las sanas tradiciones que tiene una comunidad y el statu quo como fundamento de orden y justicia, plataforma para la consolidación de un estado conservador.

La ideología conservadora se ha ido desfigurando en el transcurso de pensamientos modernistas que apagan la importancia de tener un orden filosófico establecido, y procura la abolición de ideologías para llegar a una unidad utópica, además, los medios de comunicación trasladan al concepto de ideología como un elemento anacrónico y desfigurado para el beneficio de las gentes; si bien es cierto que es importante buscar un consenso entre diferentes pensamientos, el conservatismo busca el beneficio de esas diferencias que hay en los grupos sociales, para no concluir en una desorientada idea de lo político basada en el beneficio de pocos aprovechándose de los muchos, sino por el contrario, buscar el beneficio de las mayorías asimilando responsablemente la apatía de las minorías, sin excluirlas del mapa político en el que se encuentra.

La visión política más sana está en el desarrollo de la moral social, la civilización y la cultura, siendo estos los pilares fundamentales para la sana convivencia y la reconciliación entre los individuos y las comunidades, y estos son los ejes transversales para el ideal conservador, por tal motivo, tener una comunidad organizada, civilizada y culturalmente activa, genera un Estado con capacidades de auto sostenibilidad y consecuente con las exigencias de la comunidad.

El respeto por las leyes naturales y divinas es fundamental para poder llegar a la verdad, siendo esta el camino para la libertad, si no hay verdad no hay vida, y la vida es la madre de todos los derechos, con la vida se puede ejercer la libertad, siendo esta el respeto por el derecho ajeno, enmarcado en la constante reciprocidad que debe haber en las comunidades, el individuo es libre siempre y cuando respete la libertad del otro, esto se puede llamar disciplina política, la imposición de ideas hace que la política se transforme en un poder débil y enfermo, propicio para su propia destrucción, es por eso que el conservatismo cristiano tiene a reconocer la diferencia del otro con tolerancia y respeto, pero sin perder la identidad en su colectivo.

Ser conservador no es ser de derecha, sino estar con el derecho, esa concepción anacrónica de derecha e izquierda genera unas brechas entre las gentes o polariza las comunidades, los de derecha hablan de una disciplina de perros, y los de izquierda no tienen definido un inventario de ideales concretos para reforzar su filosofía. Ahora bien, el nuevo orden establecido para concretarse como conservador, debe estar regido por el imperio de la ley, el conservador debe ser respetuoso de la ley, pero siempre y cuándo este genere justicia social.

El estado conservador imita el estado teorizado por Santo Tomás Moro, estableciendo una jerarquía social, respetando la autoridad y fundados en la familia como núcleo de una sociedad, regido por un estado nacional, entendido este como el ente que regula todos los rasgos antropológicos que tienen las comunidades en un espacio determinado por territorio y leyes.

Los conservadores no son una logia excluyente, ni un grupo cerrado negado a cualquier otra doctrina, el hecho es que para ser buen conservador latino debe ser buen cristiano-Católico, es contraproducente encontrarse a un conservador que no practique la doctrina cristiana romana, puesto que de ahí se desprende la filosofía social de nuestra ideología, pueden existir personas que no siendo católicos pueden apreciar este pensamiento, pero no se pueden llamar conservadores, el orden establecido por DIOS es la regla por la cual se dirige la funciones políticas conservadoras.

La filosofía política conservadora, o la ciencia política conservadora, como lo comprenden los santos de la Iglesia como Santo Tomás de Aquino, debe estar regida por los principios divinos y no comandado por funestos ideales materialistas que deterioran el beneficio del colectivo para transformarlo en vasallos de la ignominia y el fratricidio, igualmente San Agustín de Hipona, implora por la organización social en un estado Divino regido por hombres creyentes en un ser superior al poder terrenal, implorando la conservación del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo, que tiene la enseñanza de beneficio al prójimo y el respaldo a lo colectivo, ese es el punto neurálgico de la ideología conservadora, porque ésta es una administración del deseo del hombre, o de los hombres.

domingo, 22 de noviembre de 2009

LA AUSENCIA DEL PODER SOBERANO

¿Qué es la ausencia del poder soberano? Es el olvido de la persona a la política, dejando a mansalva el interés propio y colectivo para que otras personas se aprovechen de esta ausencia. Alguien dijo una vez: “El gran castigo de los apáticos de la política, es que van a ser gobernados por personas que si les gusta”, pero esas personas no son personas con espíritu emprendedor o con perfil de líder, sino por personas que entienden que desde ese espacio olvidado por la mayoría hay mucho para su provecho.

Es que el poder soberano es el mismo pueblo, y así lo reza la constitución política, y cuándo hace falta el pueblo se pierde la legitimidad de las cosas, y aparece otro elemento que suplanta la legitimidad, que es la tiranía. La tiranía es la delegación irresponsable del poder a alguien que se envicia en él y perjudica al pueblo, llenándose de un poder coercitivo y malévolo para nosotros.

El concepto de soberanía es un concepto bastante complejo, pero a la vez apasionante, soberanía no es un elemento dialéctico, sino la esencia misma de la democracia, es el bastión como se desenvuelve todos los menesteres comunes, es el poder absoluto del pueblo para si mismo; la soberanía no es mala, al contrario, es la fuerza con la que se desempeña la función política en toda sus instancias.

No puede existir políticos – gobernantes que conduzcan a la soberanía a un simple concepto de papel, no debe existir funcionarios públicos que utilicen el poder consagrado desde la suprema democracia para hacer amañadamente lo que quiera, por eso la soberanía debe encarar estos poco ilustres personajes que hacen daño a la comunidad, el pueblo es un ser unido, autónomo en sus decisiones y pensamientos, independiente en su ideología, por eso debe ser libre en expresar su opinión, no dejarse manipular por esos fantoches del desorden y el desquicio.

No debemos olvidar que lo nuestro nadie lo puede quitar, que lo que brilla por luz propia nadie lo puede apagar, y mucho menos personas que son seleccionadas por el pueblo para dirigir los destinos de un municipio. El ser es soberano, el pueblo es soberano, en el sentido que tiene la plena confianza en sus líderes, pero así como confían en sus líderes, también pueden hacer valer sus derechos ciudadanos de expresar libre y respetuosamente cualquier queja, reclamo o reproche que han tenido sobre el mismo pueblo; el pueblo construye cosas para el pueblo, no pueden haber gobernantes que se sirven de la voluntad sagrada de la comunidad, y luego se vanagloria de triunfos fantástico, inventados y acomodados para su propio ego, este, mis queridos lectores, será el peor líder, pero bien dijo el poeta: “A grandes crisis, grandes soluciones”

lunes, 9 de noviembre de 2009

LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS


Muchas personas no saben que es un partido político, generalmente lo interpretan como una empresa de ladrones y pillos, censurando su accionar en la vida pública.

Gran error de los “analfabetas políticos”, los partidos políticos son los pies con los que camina la democracia, ellos representan nuestros intereses y buscan la claridad en las controversias políticas para explicarlo a los ciudadanos del común.

El desdén por los partidos políticos en nuestro país se debe, más que todo, a la gran diversidad de pequeños grupos que se hacen llamar “partidos”, aglomerados que no tienen identidad ideológica, ni mucho menos tienen orientación política, estos grupos nacen por la necesidad de alguien que pretende llegar al poder por los medios democráticos pertinentes; a esto se debe la mala visión que se les tiene.

La historia de los partidos en Colombia es grande, podemos llenarnos la boca diciendo que tenemos el partido político más viejo de América, el partido Liberal, o escudarnos diciendo tenemos una gran diversidad de ideologías, pero lo cierto es que la necesidad de pertenecer a un partido político sólido nos hace buenos ciudadanos, porque ellos están encargados de darnos la publicidad de todo el acontecer político de nuestro pueblo, nuestra región y hasta de nuestro país, aclarando la variedad de discursos y orientaciones políticas que estos pregonan.

El objetivo final de cada partido es llegar al poder político, esto significa que desde su pensamiento o doctrina quieren gobernar al resto de ciudadanos. Los partidos políticos son instituciones que administran la forma como se debe organizar un Estado, por ende, su tipificación social. Por ejemplo, el partido conservador pretende construir Estado desde la familia, la religión y la ley, contrario a su contendiente ideológico, el partido liberal, que busca, desde los medios más pertinentes, llegar al poder por medio de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Es una pequeña ilustración de los partidos políticos en Colombia, aparecen otros partidos de contexto que buscan los mismos fines con diferentes términos, alimentando más el desprecio que se les tiene a los partidos.

El bipartidismo es bueno, y los estadounidenses lo comprueban cada año, con unas elecciones virtualmente impecables, además hay respeto entre cada partido político, los demócratas y los republicanos, pero cuando hay exceso de partidos políticos se pierde la identidad política de cada país. Cuándo hay dos partidos pretendiendo el poder pueden llegar a un acuerdo más fácil que cuándo hay cien o veinte, y eso incluso es un irrespeto a la democracia, es una burla al poder del pueblo, porque el poder es único, pueden aparecer alternativas, pero dentro del mismo partido, y nos pasó en la época dorada del bipartidismo, que irónicamente también fue la más cruel, habían choques en cada bancada, Laureano Gómez versus Mariano Ospina Pérez en el partido conservador, Alberto Lleras Camargo contra Jorge Eliecer Gaitán en el partido liberal, y sin embargo nunca exterminaron su ideología, simplemente eran formas de entenderse entre sí.

Aquí pretendemos que nuestras organizaciones sean ejércitos efímeros cada cuatro años, o cada tres, según el caso. Por eso necesitamos ser parte de un partido, para que no se pierda el rumbo la democracia.

LA LEGITIMIDAD Y EL PODER INVISIBLE


Para definir legitimidad hay que entender la democracia, y creo que es redundante hablar de algo que todo el mundo toca en todas partes, siendo este más que un tema catedrático o de profundo análisis, lo vemos como algo vago, superficial, un simple sustantivo que adorna el discurso demagógico o intelectual.

Siempre confundimos a la legitimidad como un hecho exclusivo del aparato estatal, o como algo que nace exclusivamente del derecho, no podemos tergiversar más este termino que confundirlo con legalidad, la legitimidad es el alma del derecho, pero el derecho tiene una serie de vericuetos caóticos que distorsionan los conductos irregulares propios de la humanidad; pretender tecnificar al ser, es un absurdo llano y pleno, no hay nada más abstracto que el desarrollo del hombre en la sociedad, pero en ese intento de ejercicio humano, podemos encontrar cosas en común, cosas como los derechos naturales, la vida, la libertad, la familia, la fe y lo que caiga en el manojo de necesidades de la comunidad.

Pero aparecen enemigos de la sociedad, macabros personajes que transforman ese concepto de legitimidad como base para construir un desierto de incertidumbre y deformarlo en un leguleyo purulento concepto banal, desdeñando la justificación filosófica que esto contrae.
La legitimidad pretende la igualdad y la justicia social, pero siempre y cuando esté bien cimentada en bases ideológicas plenas, puras y concretas, para que tenga una buena solvencia en el albor político y popular.

El poder invisible son los que aprovechan la legitimidad dada del pueblo a alguien para derrochar poder, para generar opulencias innecesarias en un sector tan vulnerable como el público, y se retroalimentan de enemas intelectuales que perjudican a todos, desmeritando la función del poder y desprestigiando la oportunidad que tiene el personaje selecto democráticamente, manejan la confianza de los legítimos gobernantes para transformarse en un poder oculto, no visible a la opinión pública.

Para entrar a profundidad, y no redundar tanto, no ser tan tautológicos, hay que referir a la legitimidad y el poder invisible como el choque entre el bien y el mal, pero en este caso el bien es victima del mal, porque el primero da la cara por el segundo, y termina como mártir de las acusaciones de la misma legitimidad que lo encamina a las altas esferas del poder político, esa legitimidad que recae exclusivamente en el ciudadano, es el que señala y confronta la responsabilidad del soberano legitimo, sin tener la idea concreta de un velo de personas que ha construido ese poder invisible a cuestas de la legitimidad de un chivo expiatorio, acribillando la buena fe de los ciudadanos, desgarrando la funcionalidad propia de la política, y es de estos personajes que aparece la fama negativa de algo que tiene la importancia necesaria para entenderla, ejercerla y practicarla, me refiero a la cultura política, que se ha transformado, para comodidad publicitaria, en cultura ciudadana, al fin y al cabo el ciudadano es el buen político

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Visita Candidato al Congreso de la república: Ingeniero Luis Eduardo Tobón

El pasado Domingo 1 de noviembre, visitó al municipio de Granada el Ingeniero Luis Eduardo Tobón Cardona, quién actualmente es docente universitario y que ocupó cargos importantes a nivel regional y nacional, actualmente aspirante a la Cámara de Representantes por el Departamento de Antioquia.

El ingeniero Tobón, se ha desempeñado en cargos como: director Nacional de INVIAS, docente de economía en la Universidad de Antioquia, entre otros cargos importantes a nivel de toda la república.

La propuesta de este ingeniero de 45 años, nacido en Abriaquí (Antioquia) está basada en tres ejes temáticos: - Reactivación del campo. - Vías. - Economía nacional. Sosteniendo el principio rector de nuestra ideología que es la confianza y la seguridad.

A este evento asistieron reconocidos líderes conservadores, directoristas y militantes del partido conservador en el municipio de Granada, junto con el ex alcalde de El Retiro Andrés San Martín Alzate quién apoya al ingeniero Tobón a para sus aspiraciones al congreso de la república.

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