Las personas solo leen lo que les interesa, leen por ejemplo el amarillismo propio de estas
fechas, que van, ven y discuten las decisiones de los gobernantes, otros
prefieren leer cosas que poco nutren el ingenio humano; confieso que yo he sido
de estos dos enfoques, incluso he creído arrogantemente que tengo la solución a
esta situación, pero no, son simple
impulsos emocionales que solo llevan a discusiones bizantinas que no llevan a
nada.
Es trágico lo que sucede en el mundo, nadie lo niega, pero cada persona es
un mundo diferente, cada quién tiene que sobrevivir con lo que posee, se privan de muchas cosas, ya los lujos y la excentricidades quedaron consignadas en las
redes sociales. Y el desespero se va
incrementando con la incertidumbre, el implacable tiempo sigue su implacable
curso y el mundo sigue dando vueltas, unos dicen que se está dando un descanso,
otros dicen que se está curando de nosotros, y hay un montón de teorías
conspiratorias que solo contribuye a alimentar la curiosidad y la fantasía de
estos claustros.
Desde mi deliciosa, extraña y fascinante reclusión con mi familia, he
pensado muchas cosas, por azares del destino me he enterado de detalles tan
mínimos de la existencia humana, gente que necesita un pañal, gente que
necesita un abrazo, gente que necesita su reconocimiento, gente que simplemente
necesita vivir. Curiosamente todos
estamos en alguna de estas categorías; los delicados funcionarios esperando su
honorarios, los fatigados comerciantes necesitan producir, porque la ganancia
se da cuando hay producción, sino este sería el sueño comunista, que el
proletario viva de la riqueza del burgués, el que vive el día a día, con su
negocio casual, que las deudas siguen intactas como la luz del sol.
El vivir es una situación compleja, la exigencia del modelo de sociedad (no
de Estado) exige un intercambio de bienes y servicios, la máxima dinámica del
mercado que toda oferta tiene su demanda.
Mucha gente necesita vender sus servicios y sus productos, esta larga
pausa abruma, porque esos bienes y servicios se cambian por dinero, que sirve
para comprar mas bienes y servicios que el individuo necesita, y así se va
incrementando el ovillo del mercado. Mi discusión
realmente no es económica, ni política, ni social, ni religiosa; me divierte
ver personas que creen que si el Vaticano dona toda su riqueza el mundo va a
cambiar, o las personas que le echan la culpa a los gobiernos por sus malas
acciones, o lo que tienen una idea metafísica de una conspiración mundial para
el advenimiento alienígena, eso nutre el humor del mundo, pero no deja de ser vanidades
infantiles y sin sentido.
Sé que a titulo personal no soy el más adorable de todos, tengo detractores
que creen que yo represento un ala radical que acabará con el perverso confort
de algunos líderes que no aportan nada y que viven de recuerdos, que en este
caso, lo difunden como memoria. Sé que
creen que soy el prototipo de político corrupto, que de mí no sale sino odio,
rencor y veneno para lo que no piensan como yo.
Quizá en el fondo me gusta que piensen así, porque no lo soy, sé lo
importante de la historia y sus resultados en prospectiva, sé lo fundamental
que es la diversidad de pensamientos y opiniones, soy absolutamente consciente
que la política se resuelve con política, de la que aprendí leyendo; los que me
critican así es porque están acostumbrados a la rapiña del tesoro público, porque
la gente presume que ser político es sinónimo de poder absoluto, algo así, como
lo llamamos los politólogos, un catrocentrismo
abrumador y omnipotente.
De mí solo sé que hay tres elementos que giran en torno a mi vida forma:
Dios, fuente suprema de toda ciencia, creador absoluto de todo lo que sabemos,
Omnipotente, Omnipresente y Omnisapiente, que lo canalizo por lo que es la
institución religiosa más importante que hay, la iglesia católica. Mis
contradictores se burlaran de eso, pero en mi despojo humano sé, que por más
que critiquen, no deja de existir/ser.
Creo en la familia, la única institución natural por excelencia, la tradicional,
la de papá, mamá e hijos, no la artificial inventada para descomponer el tejido
social, creo que es la fuente suprema de las capacidades del individuo, en la
familia se crea, se recrea y se transforma.
Creo en la patria, ese pedazo de tierra que motiva a defender, que ahora
es indefendible, porque ya no hay nación, ya no existe noción real de lo que
nos motiva, el amor patrio se convirtió en gustos extranjeros, pero yo sigo con
la idea romántica y necesaria que se debe querer lo que por ventura nos tocó.
A mí también me tocó “la mala hora”, también me siento con la frustración
que no les vaya a faltar nada a los que están conmigo, a los que debo defender
por instinto natural, también tengo miedo que las cosas sigan de la misma forma
y que en un tiempo, lo que ahora abunda, en un futuro no sea sino fotografías y
bonitos recuerdos; ya no puedo criticar a nadie, no me motiva, aunque a veces
den razones y expongan sus acciones de una manera histriónica, yo también sufrí
el poder político, y ahora, no soy ni la sombra de lo que fui, mi ilustraciones
intelectuales se van disipando por no afectar el confort de otros, me da rabia,
pero me la trago rezando el pater noster;
en mis actuales despojos puedo decir dignamente que estoy desempleado desde
hace 105 días, que lo único que sale son convocatorias que son montajes para
cumplir con la obligación de la publicidad.
Me siento desesperado, el reloj menciona que es la 1:00am, y yo sé que
no soy el único noctambulo que cree que los minutos de por la noche son más
rápidos, quizá solo me lean 6 personas, siendo muy optimista, porque este no es
un articulo que critique al alcalde o que desnude las inquietudes de mucho, sin
embargo, si usted me leyó hasta aquí, mi corazón, mis ojos y mi ser esta en
profunda gratitud, porque se tomó 10 minutos para entender que la orfandad del
poder es tan descarada, que los que antes me llamaban para pedirme favores, ya
no me contestan el teléfono, porque creen que se los voy a cobrar, y en
realidad es para decirles que a pesar de todo, los días se siguen gastando.