En
el modelo político colombiano, especialmente en el sistema legislativo, donde
hay un parlamento bicameral, representado en Senado de la República, de
carácter nacional, y la Cámara de representantes, de carácter regional; que no
son más que los hacedores de las leyes y hacen control político al
ejecutivo, nos encontramos con un
momento importante que se bifurca en dos emociones.
El
momento fundamental, es que la dirección de la Cámara de representantes (cámara
baja), está liderado por un Antioqueño, por fin la faceta política del país
supera la eterna enemistad entre los parlamentarios de centro – derecha y
centro – izquierda, y damos un paso fundamental a una nueva visión del
ejercicio político legislativo, y colmamos nuestras redes sociales con la
inteligente decisión de que fuese un Antioqueño quien dirigiera las riendas del
parlamento bajo.
Este
momento fundamental se bifurca en dos momentos, primero: es elegido un
conservador, conocedor y practicante de la noble ideología conservadora, para
que durante este caótico resto de año y parte del año entrante, dirija la agenda legislativa y de control político de
la cámara de representantes, dignidad que es mucho más honrosa cuando es la
persona responsable de equilibrar las discusiones políticas del resquebrajado
país en el que estamos. Segundo: el
elegido, el ungido, el bendecido y el líder
es un gran político, no lo digo por asuntos emocionales, es profesor de Teoría
del Estado (conoce la esencia de lo que es el Estado), y porque tiene bajo sus parámetros
la construcción de política desde la defensa de las ideas conservadoras; a título
personal es un honor saber que el doctor GERMAN BLANCO, a quién admiro profundamente,
tiene dentro de su currículo/dossier estar en el mapa de la alta política del
país.
Tiene
grandes retos en ésta etapa de la historia, sobre todo en la de conciliar ideas,
gestionar acciones que están enfocada en la idea de construir país, y sobre
todo, la urgencia de que nuestra patria siga encaminada en el respeto por la
identidad, la unidad y la soberanía.
Como conservador, me siento altamente satisfecho con la decisión tomada
por el cúmulo de legisladores que dieron el voto de confianza a un hombre que
ha contribuido grandemente a la purificación de la muy aporreada política.
Es
la hora de promover leyes que sean aplicadas, que sean prácticas, que estén
colmadas de la sabiduría del legislador, amparado por la legitimidad de sus
actos como responsables de las normas orientadoras del país y defensora de la
ya muy vituperada constitución.
Como
Colombiano, como Antioqueño, como conservador, mi voz de aliento, satisfacción
y profunda admiración al actual presidente de la Cámara de Representantes,
Doctor GERMAN BLANCO ÁLVAREZ, que la nobleza de la política lo colme de la sabiduría para
orientar de mejor manera la construcción de una legislación pura y que verdaderamente
encuentre el bien común del Colombiano.